• Habitación de Jasper ~

Abrí la puerta y esperé a que Aro entre. [Se sintió raro escribir eso]
La carencia de cama se remediaba con un sofa grande entre las cuatro paredes blancas, que tenian un espacio angosto y largo. Un mueble de madrea oscura sostenía una infinidad de libros de los que un pequeño monton no había leido aun, y una lampara de pie se ubicaba en el fondo del cuarto.

Muy acomodado.

-Dije al ver la manera en la que estaba ordenada su habitación. Mi mirada pasó desde sus libros hasta la ventana, y de allí hasta su sofá.-

Hay algo de lo que quieras hablar?

-Pregunté algo inseguro. Supuse que quizás tenía algo que opinar con respecto a la chica de momentos antes.-

Pensé en la jóven recien asesinada, y en cómo reaccionaría cuando mañana todos esten de luto por ella, o de cuando la encuentren, pero nada podia hacer, mi naturaleza iba mas alla de todo eso, por mas duro que fuera, el leon se alimenta de la oveja, y no hay nada que hacer al respecto.

-Por qué viniste a Forks?- dije levantando la mirada del piso

Creí haberlo dicho antes

-Respondí con toda naturalidad, sin dejar de mirarle con aprehensión.-

Vine para pasear, para estar lejos de Caius y Marcus un tiempo, me tienen un poco harto.

-Dije dando un bostezo, no de sueño, si no de aburrimiento. Estar con ellos era peor que ir a una ópera.-

De paso que estoy aquí, vine para saludar a Carlisle. Además, tarde o temprano tenía que venir, pues mis hermanos me avisaron de tu descuido.

-Supongo que es lo que pasa despues de siglos de andar con la misma gente. Tal vez no esté con los Cullen por siempre. Pero claro, debo aprender a controlarme antes -reí- Luego... qué haras? Es decir... Verás a Carlisle, y luego? De vuelta a Volterra?- pregunté dudando, ya que había sido poco el tiempo que parecia haber pasado afuera, y considerando que los vampiros tenemos toda la eternidad, hasta las décadas nos quedan cortas, pero quién sabría la voluntad de Aro?

La cabeza comenzó a darme vueltas unos momentos. Era una sensación extraña y, por primera vez, sentí que se me omprimía el pecho y una oleada de calor embriagante me envolvía. Miré a Jasper con una mirada que fué, inevitablemente, lasciva, pues me dí cuenta en ese lapso que comenzé a sentir algo extraño hacia él. Era del mismo sexo, ¿estaba mal?. No lo sabía, ni tampoco me importaba. Acorté la distancia de nuestros cuerpos con dos grandes zancadas y tomé su mentón con delicadeza y gran maestría, inspeccionando sus ojos con mis ansiosas orbes rojas, esperando con una paciencia infinita a que me permita obtener sus deseosos labios.

[Oh por favor, que hot!O:]

Sin la mas mínima oportunidad de detenerlo, aunque tampoco sentí la necesidad de hacerlo, su cuerpo me detubo contra la pared, y de repente tomó mi mentón y lo alzó, obligandome a verle. Un golpe de inmortal calor recorrió mi ser como si de un humano se tratara, mientras su mirada se clavaba en mi. Abrí con suavidad los labios para oponerme, mas no logré articular palabra alguna, hundiendome mas y mas en su profunda mirada. Con involuntaria cautela, mis manos subieron porla pared detras mio, mientras me acomodaba apoyandome en ella.

Sonreí al notar que no oponía resistencia alguna. No pude resistirme al verle entreabrir los labios, por lo cual me aproveché y me aferré más a el, esta vez apoyando mis labios sobre los suyos, haciendo chocar nuestras respiraciones. ¡Dios! Aquello era tan humano, nunca me había sentido de esa manera antes, y dudaba poder hacerlo si no era al lado de ese muchacho. Mis labios se movieron demandantes, de forma vertical, marcando el ritmo, el cual pronto comenzó a volverse más salvaje y lujurioso. No pude resistirlo más e, intentando pasar a otra fase, colé mi lengua en su cavidad oral, inspeccionando cada rincon de esta, saboreando la carne. Si esto seguía así, esa noche Jasper no podría dormir no solo porque los vampiros no pueden, y mañana le dolería el trasero. Con estos pensamientos, continué el beso.

Mi mente se paralizó al instante. Era completamente imposible, no podia deducir ni en donde me encontraba, si no fuera porque estaba bastante familiarizado con el lugar. Y en ese momento su lengua entrando por atravez de mis labios me arrancó de mi subconciente. Ese beso era tan imponente que si hubiera tenido espacio posiblemente retrocedería en busca de él, pero no podia moverme mas atras, solo logré aferrar mis manos a su camiseta, y mis ojos se cerraron antes de que yo mismo lo notara

Me sonreí internamente, casi vanagloriandome por mi victoria. Sus labios eran dulces, extremadamente deliciosos. Eran casi como una droga. Apoyé con más fuerza mi mano diestra en su nuca, aferrandole a mí. Excasos minutos luego, supe que lo que estaba haciendo estaba mal. Me separé luego de que esa frase pasó por mi mente.

-Disculpame.

Sientiendo por unos momentos su mano aun mas fuerte en mi nuca, disfruté del último contacto físico hasta que se separó de mi.

-Disculpame.

-No... yo...- pero no articulé palabra alguna, me limité a evitar su mirada. Realmente no sabía que responder. No tenía de que disculparse pero no entendía como decirselo.

Realmente no entendí absolutamente nada de lo que sucedía, parecía algo tan simple, pero qué había sido eso? Ambos nos sentiamos igual, eso podía sentirlo pero aun así...

Aun paralizado, con la cabeza baja, lo miré a los ojos sin siquiera pensar en nada, deduciendo que el sabía lo que había estado en mi mente en esos momentos, ya que pudo tocarme. y aun asi, todo era demaciado confuso.

Le sonrei alentadoramente. Era la primera vez que aquel chico había besado a un hombre, eso lo sabía. Era fácil de notar. Se había quedado quieto al principio y continuaba quieto ahora.

-¿Quieres que...vayamos con los demás?

Carraspeé un poco en medio de la oración, pues deseaba con toda el alma que dijera que sí. ¿Quién sabe que otra cosa aparte de un beso podría hacerle?

Me mantube en la misma posición, obserbando su sonrisa. Alentadora, si, pero había algo mas en el algo que me hacia poner nervioso, y me carcomia la curiosidad.

"No" quise decir "quiero quedarme, y que te quedes" pero seguia sin poder desatar el nudo de mi garganta, que permanecia ahi, no importa cuanto tratara de relajarme.

Evité su mirada. Así tal vez evitaría aquel sentimiento que me tensaba.

Un leve movimiento de mis labios, mientras mi lengua los recorria, fue lo único que me diferencio de una perfecta escultura tallada en marmol.