-aarg!! - me quejé, porqué tenía que seguir encerrada en esta maldita ciudad.
Ya había pasado demasiado tiempo desde la partida de mi maestro, ya conocía el castillo de pies a cabeza y hasta el último callejón de la ciudad, al principio todo me parecia maravilloso, era tan emocionante, pasear por los pasillos y descubrir los secretos de cada habitación del catillo, me deleitaba con mis paseos nocturnos por la ciudad, pero eso ya había pasado, hacía semanas que todo se había tornado tan aburrido que casi detestaba a la ciudad tanto como al castillo.
Si mi maestro estubiera aquí todo sería diferente. pensé.
Era cierto que no estaba sola, desde luego que no, para mi fortuna estaban Cayo y Marco quienes eran casi tan buenos como mi maestro, pero para mi desagrado habían otros no tan agradables, Demetri por ejemplo, al principio se porto tan agradable como los otros, hasta que una noche los escuche, a él y a los demás hablando sobre mi y el porqué mi maestro mostraba tal interés en mi, todos ellos me encontraban sumamente ordinaria, ya que no había mostrado señal alguna de tener un don como el de algunos de la guardia, desde ese día los evadía, me escondía en donde nadie me pudiera ver, esperando el regreso de mi maestro, ya que sentía que todavía no podía controlarme lo suficiente como para viajar y convivir con humanos, ya había tenido un par de problemas por eso, ya que en unos de mis paseos por la ciudad desafortunadamente me había encontrado con varios humanos, no es que no nos alimentemos con ellos, si no que no lo hacemos en la ciudad para poder pasar desapercibidos, y claro que mis errores trajeron consigo el que Cayo pidiera a Demetri que me mantuviera bajo vigilancia, así que hoy no sería la excepción.
Me había aburrido del castillo, así que decidí dar un paseo por la ciudad, pero ya había tenido demasiada suerte, era cuestión de minutos para que Demetri me encontrara .... si, lo sabía.
-Hola, Jane- me saludó Demetri.
-Vaya, te has tardado un poco en encontrarme esta vez- le dije.
-Ja!, lo siento, pero no solamente estoy aqui para cuidarte, yo si soy de ayuda para la guardia.
-Entonces por que no vas a ayudar y me dejas en paz- le espeté.
-Jane, querida, no deberías dejarte llevar por tus emociones, recuerda que todavía eres joven- me recordó con una sonrisa burlona.
Esa fue la gota que colmó el vaso, tenía tantas ganas de darle una patada en el estomago.. solo pasaron unos segundo desde que lo había pensado y el momento en el que vi a Demetri retroceder ante el dolor producido por el golpe ... pero yo nisiquiera lo habia tocado ... no había sido yo .. eso era imposible ... o talvez no ...
Ante la mirada atonita de Demetri realice mi experimento.. dejé que el odio que había sentido antes me llenara y descee hacerle daño ... Demetri se retorció en el piso por el dolor.
No pude evitar reírme, quien era ahora más poderosa, ya nadie podría cuestionarme, ya no tendríanporque dudar de mi, ahora yo era tan especial incluso tanto como mi maestro.
Creo que ya lo había dicho pero,en realidad me encanta mi nueva vida...